Un sábado por la mañana, lucía la
luna con su mayor esplendor. Marcos y Juan habían quedado para ir al parque a
jugar con la pelota. El parque estaba muy lejos, a cinco minutos andando desde
sus casas.
Pensaron que era buena idea pasar
a buscar a Pedro, por lo que de camino al parque, se acercaron por su casa.
Tenía una entrada lúgubre y con muchas plantas que crecían por doquier. Los dos
chicos llamaron a gritos a Pedro y éste salió al poco rato.
Cuando llegaron al parque vieron
a lo lejos a Rocío. Una chica con la que solían jugar en el colegio, asique se
alegraron mucho y corrieron lentamente hasta llegar a ella.
El parque estaba atestado de
gente. Había grupos de chicos y chicas que iban en sus bicicletas, gente
paseando con perros, familias que habían decidido ir a pasar el día al parque,
gente patinando…
Los chicos empezaron a jugar con
la pelota y Rocío, que no quería jugar, se fue a dar un paseo. De repente,
alguien le empujó. Ella pensó que había sido sin querer, por lo que no se
enfadó. Se dio media vuelta y vio a una chica que tenía una pinta algo extraña.
Rocío enseguida regresó con sus amigos.
Al cabo de un rato, la chica extraña
apareció, y sin poder hacer nada, les quitó la pelota a los chicos y la mochila
que llevaba Rocío. El grupo de los cuatro amigos, no sabía qué hacer. Salieron
tras la chica, pero no la vieron por ninguna parte....